En México se deben empezar a formar asesores científicos

Por: Alma Cristal Hernández Mondragón

A finales de enero de 2021 se presentó en Cámara de Diputados una iniciativa para que se integre al trabajo legislativo una oficina de asesoramiento científico; a pesar de la reciente propuesta el trabajo que hay detrás de ella ha sido de muchos años, así lo explica la doctora Alma Cristal Hernández Mondragón, integrante de la Red Internacional de Asesoramiento Científico Gubernamental (INGSA).

“La iniciativa surge porque a finales del año pasado nos percatamos que los centros de estudios que se encuentran en la Cámara de Diputados estaban siendo evaluados debido a que algunos legisladores los encuentran poco útiles o desperdiciados, actualmente son cinco y se planteó una restructura para dejarlos sólo en tres, cabe mencionar que ninguno de ellos es de corte científico ni se proponía algún cambio en este sentido dentro del dictamen, que incluso ya se encuentra en la Cámara alta”.

Frente a esta oportunidad, Hernández Mondragón, quien también funge como directora de Ciencia, Centros y Transferencia de Conocimiento de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) del gobierno de la Ciudad de México, el único equipo en México que brinda asesoría científica al gobierno local en cinco áreas distintas vio la forma de replantear la idea de asesoría legislativa.

Cabe mencionar que con anterioridad se había presentado la idea, pero la respuesta fue negativa al sostener que ya existían convenios con universidades, sin embargo no una vinculación formal.

La primera persona que respondió al llamado de Hernández Mondragón y el doctor Vicente Morales Salgado, fue el diputado Brasil Acosta Peña, él es doctor en economía y entendió el punto desde las ciencias sociales; él fue el canal para poder presentar la iniciativa buscando que se sumaran más legisladores como Juan Carlos Romero Hicks y Martha Tagle Martínez, quienes posteriormente convencieron a Marivel Solís Barrera, presidenta de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación en San Lázaro.

“De lo poco bueno de esta crisis, es que todos se están dando cuenta de cuán importante es la ciencia y basarse en evidencia para la toma de decisiones. Aunque no hay algo definitivo se espera que por fin se pueda aprobar esta iniciativa”.

¿Cómo se integraría la oficina científica?

De respetarse la iniciativa, se propone una primera reforma al artículo 49 de la Ley Orgánica del Congreso General, esto abre la oportunidad de incluir el asesoramiento científico como servicio, luego en los transitorios se deberá corregir el reglamento y estatuto de la Cámara baja.

La iniciativa deja implícito que se requieren personas de formación profesional de tiempo completo, un doctor en ciencias, por lo que no puede ocupar este espacio ninguna persona improvisada. Con esto se crea una oficina con al menos cuatro direcciones de área: Ciencias biológicas y de la salud, ciencias exactas, ingeniería y medio ambiente, y ciencias sociales.

Así arrancaría la oficina que además contaría con un consejo integrado por miembros de la academia y legisladores, “la ventaja de hacer esto es que los legisladores ya conocen los temas que querrán trabajar para el siguiente periodo, la oficina los empezará a trabajar de manera anticipada, para cuando inicie el periodo ya se tenga una nota de evidencia científica que incluya el contexto e implicaciones de las decisiones sin sesgo político, por otro lado, también podrían reaccionar a temas de coyuntura”.

“Este es un ejercicio importante no sólo para brindar ciencia a la política, sino que también haya políticas para la ciencia, también se podría abonar a temas que por ahora no están siendo atacados por nadie”.

¿Qué es un asesor científico?

Un asesor científico debe entender que la evidencia que se pueda construir a través de distintas fuentes de información va a generar un contexto que se tendrá que transmitir de manera clara y precisa a los legisladores, secretarios, ministros, presidentes, etcétera, para decirle qué va a pasar si toma una u otra decisión, su papel no será decir qué hacer sino brindar las herramientas para conocer consecuencias.

Se debe tener claro que la evidencia es tan sólo uno de los insumos que van a afectar las decisiones, pues hay muchas otras cosas que llevan a tomar una decisión y la ciencia no tiene la última palabra.

Hernández Mondragón explica que en México básicamente no contamos con especialistas, apenas se está dando una primera generación de profesionales que se están formando particularmente en esta área. “Aunque hoy se tiene a muchos académicos en la administración pública, la evidencia demuestra que ser un excelente científico no necesariamente tiene que ver con ser un buen tomador de decisiones. Se necesita una formación adicional a la academia y esta es también una oportunidad para que los estudiantes que no han tenido cabida en otros lados puedan ver en ello una salida profesional”.

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